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Lagartija, el inocente al cual José Serrano declaró culpable

  • mh
    12 de mayo de 2015

Le dicen Lagartija. Amigos, conocidos y hasta ciertos familiares lo llaman así. Aunque no le agrada mucho, al hincha de Emelec Byron Velásquez Briones tampoco le molesta. Un apodo no es nada -comenta- para las persecuciones, acosos y frustraciones que vive desde el 4 de noviembre del 2012, cuando, injustamente, fue detenido como el asesino del seguidor de Barcelona George Michael Murillo León, horas antes de un clásico del astillero en Guayaquil.
Foto: Byron Velásquez, el hincha de Emelec, durante su confinamiento en la cárcel. Imagen tomada del blog Sol Naciente.
"Antes mi vida era mucho más fácil", dice. Antes, nadie identificaba a Lagartija. "Pasaba desapercibido. Pero hoy llevo sobre mí una marca, la marca de un criminal. Desde que me culparon de un crimen que no cometí", expresa antes de detallar que el daño ocasionado por aquel error policial no solo fue haber perdido su libertad durante 23 días, sino el funeral de su madre, Norma Briones, el amor de su vida, cuya salud se deterioró desde que lo involucraron en el asesinato.
Pero Byron tiene otro amor: Emelec, y este año vivió uno de los episodios más frustrantes de su vida, cuando se le negó el ingreso a Chile por la frontera con Perú, debido a que, en los registros de ese país figura como un criminal. "Fue bien lámpara (triste, feo)", expresa, mirando al piso y sonrojado del coraje e impotencia que a ratos lo invaden. 
"Siempre había podido estar con mi equipo en varios países. Ahora, con ayuda de gente que me aprecia y trabajando en lo que sea, había hecho el esfuerzo para apoyarlo en Santiago (ante la Universidad de Chile por la Copa Libertadores) y no pude. Me lo prohibieron. Me frustraron. Me quedé en la frontera hasta que la barra regrese, como todo un antisocial, por tener antecedentes penales. Esos que me endilgó la Policía y que salió a divulgar el ministro del Interior, José Serrano, pese a que yo era inocente", expresa.
Foto: Byron Velásquez, con la camiseta de Emelec, en una campaña antiviolencia para las barras de los equipos del Astillero (Imagen de azulyplomo.com).
Aún tiene claro el recuerdo de su permanencia en la Penitenciaría del Litoral. Más aún aquel 6 de noviembre, dos días después de la muerte de 'Arenita', como le decían al hincha de Barcelona. Dice que estaba recostado en el corredor del pabellón, cuando otro interno lo llamó para que vea la noticia del caso. Ahí escuchó al ministro decir: "Con la prueba electrónica se determina (refiriéndose al hincha azul) que utilizó un arma de fuego…, lo que da más certeza a la investigación judicial". (AUDIO del ministro José Serrano, cuando afirmó a EcuadorInmediato que en efecto Byron era responsable del crimen.)
"Había huellas de pólvora en mi mano, porque prendí fuegos artificiales no porque disparé. Y me expusieron como un criminal. Ahora es muy difícil componer todo".  Hasta hoy el Estado ecuatoriano no le ha dado una disculpa pública. "Nunca. Nadie me ha dicho disculpas por lo que pasó o me han llamado para decirme: Queremos arreglar esta situación". "Para ellos (las autoridades policiales y el ministro) es como si no ha pasado nada. Como si la marca que han dejado en mi vida no ha existido. Siguen sin hacer nada para reponer el daño causado".
Y el ministro del Interior, que fue quien salió a decir y casi asegurar que usted era el asesino, ¿ha hecho algo para reponer el daño? (Byron Velásquez en Diario El Universo en la que exige disculpas.).
"Nadie me ha buscado. Ninguna autoridad política o policial", asegura. Y pese a que en determinado momento, poco después de haber salido de prisión, le pidiera al ministro Serrano que, así como lo "sentenció", se disculpara, no hay respuesta. "Ya se lo he dejado todo a Dios. Todas las situaciones tienen su final. Tendrá que llegar algún día la justicia para mi. Toda la vida no va a ser igual", dice algo resignado.
Piensa un poco. Mira a su hija, de 4 años, que lo abraza con ternura, y dice: "Sí, me gustaría que algún día recapaciten, aunque ya no hay ninguna forma de remediar lo que ha pasado. Con pedirme disculpas no va a revivir a mi madre, no van a recuperar el daño psicológico que hemos sufrido; no van a borrar los recuerdos de las experiencias terribles que he experimentado al ser señalado".
Pero el daño moral y psicológico no es lo único que afecta a Byron Velásquez, también está fija aún una "mancha" en su récord policial. No puede encontrar un empleo. Ante la justicia figura como un antisocial. "Ahorita nadie me da un empleo, sobre todo por la exposición pública que sufrí. No solo es terrible estar marcado en la justicia. Pasar por cualquier lugar y escuchar: 'Ahí va Lagartija'; 'Ese es Lagartija, el que estuvo preso', también es terrible", sostiene.
Considera que no toda la gente lo ve como una víctima, hay quienes se quedaron con la imagen de un antisocial. "Hay personas que piensan que soy una persona mala. Solo por el hecho de que me mostraron por sospechoso de un crimen que no cometí se 'enamoran' (fijan) de uno. No puedo andar tranquilo porque no falta uno que diga: 'Ahí está el emelecista que estuvo en la cárcel'; 'Ahí está Lagartija'".

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