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Esa torpe policía política llamada Senain

  • 22 de marzo de 2016 |
    mh


La nómina de los empleados que trabajan -y que alguna vez laboraron- en la Secretaría Nacional de Inteligencia, es impensable. En términos concretos, carece de toda experiencia en la lucha contra el crimen organizado y las bandas delincuenciales que azotan el campo y la ciudad. La Senain es una amalgama de jóvenes profesionales sin experiencia que han constituido una especie de torpe policía política.
La conclusión no es traída de los cabellos porque se analizó la condición de los 845 empleados que constaban en la nómina del año 2013, se cruzaron sus datos con la información del registro civil y su historia laboral en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.  La gran novedad fue descubrir que solo 25 funcionarios (2,9%) fueron identificados como agentes de campo, búsqueda y operativos. Tres de ellos nacieron en los años 70, doce en los años 80 y seis en los 90, hasta 2013 ninguno era casado y su sueldo variaba entre 850 y 950 dólares.  
¿El resto de empleados? Aquí la historia, el primer paso fue determinar la experiencia acumulada por la entidad para realizar un trabajo delicado y reservado, se descubrió que 89 funcionarios tenían edades entre los 50 y 55 años, el segmento de mayor experiencia laboral, pero solo cuatro  ostentaron cargos de analistas de inteligencia o planificación, cinco como asesores en diversas áreas y sólo uno con conocimiento de contrainteligencia.
Documento: la nómina completa de los agentes de la Senain.
En ese grupo etario se encuentran quienes desempeñaron los cargos financieros. Al revisar la historia de algunos burócratas saltan sus antecedentes. José Leonel Agurto Carpio por ejemplo todo es un personaje, fue director financiero de la Senain con $2546 de sueldo, pero antes de llegar a esa responsabilidad buscó inútilmente postularse a puestos públicos sin éxito como  “jefe de sección de programación de obras” del gobierno provincial del guayas.
Agurto Peralta fue denunciado por el ex secretario anticorrupción Alfredo Vera Arrata por el caso Gran Hermano.  En su blog http://alfredovera-ecuador.blogspot.com/ escribió que Fabricio Correa fue a cabildear a favor de una empresa Agurto Carpio con el entonces ministerio del deporte, Raúl Carrión, sentenciado por el caso “come cheques”:  CAÍN (Fabricio Correa) personalmente fue al Ministerio de Deportes asustado por el escándalo de los contratos a pretender a los 14 meses de incumplimiento, “rescindir”, de “mutuo acuerdo”, un malicioso contrato que suscribió el apresado Raúl Carrión con una empresa falseta TOPECUADOR, de José Leonel Agurto Carpio, para comprar 180 plantas de agua al precio de $97.200 recibiendo el 70% de anticipo (para los tabacos). Llevó el borrador del acta, pero le dijeron que los documentos estaban en la Fiscalía y se retiró vociferando, “que le va a avisar al ñaño”.
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Agurto también fue asociado a una denuncia que presentó el ex legislador de Sociedad Patriótica Galo Lara, en junio de 2012, por  irregularidades en el manejo de recursos públicos de la Unidad de Gestión de Seguridad Interna de la Presidencia de la República, la semilla de la Senain. La denuncia aseguró que personal de esa unidad manejó recursos públicos en cuentas privadas. Entonces Agurto aparecía como director financiero de la Senain.
Otro funcionario, Héctor  Torres Torres, que también fue director financiero, se desempeñó como  Gerente Nacional de Negocios Fiduciarios y Titularización de la Corporación Financiera Nacional, a su salida de la Senain fue apoderado de diario El Telégrafo y como tal, encargado de la firmar los contratos de ese medio con las entidades del Estado. Para 2015 se registró su presencia en el ministerio de la política económica con el cargo de coordinador estratégico del sector fiscal.
Cinthia Antonia Rodríguez Holguín que aparece en la coordinación de la Senain se cambió a la Asamblea Nacional como asesora 2 de la Asambleísta Brito Mendoza Mónica.
En la nómina completa se contabilizan además 56 funcionarios que antes de pertenecer a la Senain se desempeñaron como asesores. Parecía que se trataba de un grupo humano homogéneo y experimentado en inteligencia, pero al revisar con detalle sus actividades pasadas saltan las rarezas: asesores de venta y posventa, asesores parlamentarios y otros con supuestas escalas que nunca se especificó qué hacían.
Por ejemplo el decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Guayaquil, Kleber Alfonso Loor Valdiviezo, aparece en nómina. O Marco Hernán Jarrín López, que luego se consolidó como Coordinador de Infraestructura y Seguridad Informática del Registro de Datos Públicos.
No es caso común que en una democracia se entregue un cargo tan delicado, que debe precautelar la seguridad de la información de todos los ecuatorianos, a un funcionario aprendiz de inteligencia y que la sociedad desconoce de su moral.
Más allá de los nombres, quienes llegaron con el pergamino de asesores lo hicieron de cualquier lugar, por ejemplo: ministerios de Electricidad, Educación, Cultura, Agricultura, Deporte, Obras Públicas. Otros de la Empresa Municipal de Basura del cantón Rumiñahui, la Empresa de Correos, el Consejo de Acreditación de la Calidad de la Educación Superior, Autoridad Portuaria, el Consejo de la Judicatura y empresas privadas unipersonales.


En la nómina también hay analistas, esa línea es fundamental en un sistema de inteligencia, pero solo ocho de ese grupo decían ser expertos en inteligencia. El resto era cualquier cosa: analistas junior, de tecnología, de gestión social, cultural, comunicación, planificación, geoinformación o simplemente analistas


En la nómina también hay analistas,  esa línea es fundamental en un sistema de inteligencia, pero solo ocho de ese grupo decían ser expertos en inteligencia. El resto era cualquier cosa: analistas junior, de tecnología, de gestión social, cultural, comunicación, planificación, geoinformación o simplemente analistas.
En ese grupo se encuentra Juan Ángel Jaramillo Rojas que recibió uno de los sueldos más altos de este segmento ($2546), pero  la Senain fue una entidad de paso porque su nombre apareció años después en el organigrama de la cancillería, ocupó el cargo de director de seguridad informática.  De ese grupo también es Andrea Vanessa Cáceres Silva, que fue parte del despacho ministerial del canciller Ricardo Patiño.
José Miguel Delgado Vélez, igual. Es ingeniero de  la Escuela Politécnica del Litoral con un diplomado en seguridad informática, él ocupó el cargo de Coordinador General de Infocomunicaciones y Proyectos Especiales y Coordinador General de Contrainteligencia, tal como lo puso en su Curriculum Vitae, pero no se quedó en esa entidad, también trabajó en la Cancillería para el señalado ministro.
También aparecen Eduardo Rodolfo Bueno Smirnov, se sabe que es profesor politécnico, nada más. Ana María Albuja Martínez, que ahora es parte del Consejo de Educación Superior. Santa de Gloria Coloma Romero, una doctora en Ciencias de la Educación que fue secretaria del desaparecido  Consejo de Seguridad Nacional. Juan Carlos Gómez Romero, un ingeniero en telecomunicaciones graduado en la Escuela Politécnica del Ejército. Lorena Yael Piedra Cobo, una joven académica de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales que en 2005 presentó el libro “Coyunturas críticas de los sistemas de inteligencia”.
Otro “apergaminado” es Galo Antonio Nina Rada que aparece en el cargo de analista, pero públicamente desde 2013 ocupó el cargo de subsecretario de formación técnica, tecnológica, artes y música del Senacyt.
Caso extraño es el de José Alejandro Ricaurte, que luego de haber desempeñado la gerencia administrativa del BIESS⇒ se trasladó a la Senain.

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