Tomado de PlanV
El 2 de julio: la tarde que no hubo un golpe de Estado
El veterano periodista mexicano Jacobo Zabludovsky, quien murió la mañana del 2 de julio de 2015 en su país, solía decir: "cada quien habla de la feria según cómo le va en ella". La frase calza perfectamente para el balance de la nueva puja entre Gobierno y oposición en las calles del Centro Histórico de Quito, en donde el presidente Rafael Correa convocó a miles de simpatizantes, la mayoría provenientes del interior de la República, a apoyar su proyecto político en la Plaza de la Independencia.
Para Correa, la concentración fue un éxito. Para sus opositores, las movilizaciones que avanzaron desde el Parque de El Arbolito y El Ejido hacia el Palacio Presidencial fueron, también, contundentes.
Lo que no ocurrió fue el golpe de Estado cuyo guión había leído el ministro del Interior, José Serrano, en una rueda de prensa ocurrida la víspera, en la que denunció a los asambleístas opositores Lourdes Tibán y Andrés Páez y a los coroneles en retiro Mario Pazmiño, ex jefe de Inteligencia militar, y César Carrión, ex director del Hospital de la Policía, como los cerebros grises de un plan siniestro cuyo propósito era asaltar el Palacio de Gobierno con fuerzas de choque armadas con palos, globos de tinta negra y pimienta en polvo para provocar una sinfonía de estornudos entre las monturas y las mascotas policiales.
El plan para el asalto del poder descubierto por la seguridad nacional incluía la toma de los aeropuertos de Quito y Guayaquil y el cierre de las fronteras en Huaquillas y Rumichaca, así como sitiar a las funciones del Estado para que el asambleísta de CREO, Andrés Páez, comparezca en el Palacio de Gobierno a "resolver" la situación. La Operación Valkyria contra Adolfo Hitler era poco menos que un chiste comparado con lo que había descubierto el ministro Serrano.