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Consulta 2011: cómo tapar el fraude con un escándalo cualquiera (2)

  • 24 de noviembre de 2015 |
    mh

“Es común que pasen estas cosas”, Omar Simon en rueda de prensa a las 22:00 del 7 de mayo de 2011, al anunciar la suspensión del escrutinio en Pichincha por 12 horas.

El Fraude
A las 17:00 del 7 de mayo de 2011, al cierre de las mesas, el encuestador Santiago Pérez apareció en las pantallas de Gamavisión a narrar las cifras de la encuesta a boca de urna que su empresa, pagada por el Gobierno, había realizado. A cada pregunta Pérez dijo que el triunfo del Sí era de al menos 20 puntos de diferencia. Cada cifra leída por su encuestador era correspondida por el presidente Correa con una risotada en las pantallas de TV.
Telesur recogió en su primer despacho internacional está información. A la primera pregunta: “tipificar en el Código Penal como un delito autónomo el enriquecimiento privado no justificado”,  sostuvo que el 64 por ciento de la población estaba de acuerdo; mientras el 36 por ciento en contra.
Imagen: un cartel del oficialismo que legitimaba ideológicamente los cambios que el Ejectuvo deseaba imponer en el Poder Judicial a través de la consulta.
En la pregunta sobre la creación de un Consejo de Regulación que controle los contenidos publicados en los medios de comunicación, dijeron que un 61% contestó Sí y el 39% No.
El triunfo pronosticado por el exit poll de Pérez no podía ser contrastado con la información oficial del CNE. De hecho, horas antes de instalarse el escrutinio y empezar a registrar los primeros datos de las actas, la página del CNE  había colapsado.
Los medios en web recogieron esta información y atribuyeron el daño a una saturación de la página por el número de visitas.
El festejo del Correísmo no se hizo esperar. La avenida de los Shirys en Quito, dónde se encuentra la sede del movimiento Alianza PAIS, era un zafarrancho de música protesta y algarabía. Sólo quedaba esperar los resultados del conteo rápido.
Pero el conteo rápido fracasó. Omar Simon había persuadido al pleno del CNE aprobar – en el mes de abril de ese año- la ejecución del conteo rápido en 3091 Juntas Receptoras del Voto para tener resultados y proclamarlos rápidamente.
Imagen: El escrutinio de la consulta fue un proceso lento por la cantidad de preguntas y porque la papeleta tenía falencias para el conteo manual. 
Luego, el propio Simon, un día antes de las elecciones, dio marcha atrás a este proceos y dijo que el conteo lo haría el propio CNE.
El anuncio provocó preocupación en los observadores de la OEA como quedó registrado en Diario El Universo el 6 de mayo: "El magistrado del Consejo Nacional Electoral de Colombia, Gilberto Rondón, comentó que en su país se contrata a un ente privado para la aplicación de este mecanismo con el propósito de garantizar imparcialidad en los resultados".
Además, el representante de Paraguay, Juan Muñoz, dijo que era la primera vez que conocía que un organismo oficial organizaba a la par un conteo rápido.
La fiesta de PAIS concluyó cuando Simon, ante la evidencia, no tuvo más remedio que aceptar que algo fallaba.  El sistema informático estaba programado para rechazar actas con inconsistencias numéricas, que se suponía serían una excepción, pero la realidad es que se había mal contado los votos de al menos 7 millones de ecuatorianos. 
Eso ya lo sabían los principales miembros del CNE como Simon y el vicepresidente Fausto Camacho.  Diario El Universo en su crónica del día dijo: “Apenas a las 23:10, se conoció que el escaneo y digitalización de las actas en la delegación provincial de Pichincha estaba suspendida porque solo habrían llegado 80 de 800 actas. La paralización del proceso, al parecer, se produjo por una impugnación de AP”. Ese rotativo dijo que Simon intentó dar una respuesta a los medios de comunicación presentes, les explicó que había una suspensión en el proceso de escrutinio en Pichincha que duraba 12 horas. "Es común que pasen estas cosas".
No solo en Pichincha había problemas: en Guayas también se suspendió el conteo  en las Juntas Intermedias de Escrutinio mas numerosas como Tarqui y Ximena, donde había 75% de actas con inconsistencias.
Entonces Correa inició una reunión de emergencia en la sede de PAIS con el vicepresidente Lenín Moreno y Galo Mora, coordinador del movimiento.
A esa hora los diversos actores políticos de oposición empezaron a recolectar las primeras piezas del rompecabezas y comprendieron que en las actas de las juntas receptoras el voto las diversas preguntas tenían totales diferentes.
Por ejemplo, no había concordancia en el número de votos de cada pregunta. En la junta 10M (masculina) de la Zona El Paraíso de la Flor-El Fortín,  Parroquia Tarqui, donde la pregunta 1 totalizaba 381 votantes, se diferenciaba del resto de ocho preguntas que registraban 386 votantes.
Pero no era el único problema: también se registró pérdida de actas y en varios lugares votaron más personas que el número permitido de 400.
Esos hechos que en primera instancia parecían un problema focalizado, tomó formas de fraude cuando fue explicado en el informe de la OEA un año después: “Las dificultades para completar el acta de escrutinio en las JRV generó inconsistencias numéricas en el 63,61% de las actas a nivel nacional”.
Imagen: la parte del documento de la OEA en el que se dice que 63,61% de las actas, de la consulta popular de 2011, a nivel nacional, tenían inconsistencias. Click aquí para ir documento completo.
La definición de inconsistencia numérica se refiere a que “si en una Junta votaron 300 personas, en el acta de escrutinio debe constar exactamente el mismo número de votos, sumados los del Si, del No, nulos y blancos, por cada una de las diez preguntas.” (El Comercio del 11 de mayo del 2011).
“Este hecho provocó el retraso general de todo el proceso de transmisión de resultados desde las provincias a la capital, ya que las actas recibidas por las JIE (Junta Intermedia de Escrutinio) y JPE (Junta Provincial Electoral) no estaban en condiciones para la transmisión inmediata de resultados al centro de cómputos del CNE en Quito”, dijo la OEA en su informe.
En medio de estos problemas llegaron al CNE Gilmar Gutiérrez de Sociedad Patriótica y Luis Villacís del extinto MPD a reclamar transparencia en el conteo.
En las primeras horas del 8 de mayo Simon dio la cara con los resultados “validados”. En rueda de prensa felicitó a los ecuatorianos por su vocación democrática, dijo que fue un proceso normal y el momento en que se disponía a leer los resultados del conteo rápido, empezó a trastrabillar. Lo hizo de forma verbal, no le acompañó una pantalla con los datos numéricos para su análisis inmediato o posterior. Se limitó a leer los resultados de una hoja simple y al final exclamó: “La muestra ya se estabilizó y lo que se tiene son resultados reales con márgenes de error reales de Juntas Receptoras del Voto”.
A la pregunta de un periodista de cómo se tomó la muestra, Simon trastrabilló otra vez: “Realizamos otro diseño muestral, obviamente con un número mayor de datos pero la estabilidad muestral se la obtuvo ya con esta información con este porcentaje…las provincias, los resultados en las provincias va entrar en la página web en la medida que en cada una de las provincias ya se estabilicen las muestras…”
Luego fue Fausto Camacho quien se encargó de zanjar las preguntas de los periodistas que estaban presentes y asegurar que todo estaba en orden a pesar de la “confusión en las cifras”. Por ejemplo, aseguró que la tendencia de resultados no variaría.  Que el margen de error estaría en 0,1%  y sobre la página web dijo que estaba en “actualización”, pero no supo explicar qué pasó.
Imagen: Fausto Camacho, vicepresidente del CNE de ese entonces, también colaboró para que se fraguara la estrategia oficialista para que ganara el Sí.
Lo que en realidad se vivía era la abrupta interrupción en la madrugada del domingo del conteo rápido debido a las inconsistencias numéricas de las actas, se trataba de actas no validadas por tanto no podían ingresarse al sistema de contabilización.
El artículo 138 del Código de la Democracia establece que: “La Junta Provincial Electoral únicamente podrá disponer se verifiquen el número de sufragios de una urna para establecer si corresponde a las cifras que constan en las actas de la Junta Receptora del Voto, en caso de inconsistencia numérica”.
Es decir, la única forma de solventar esas irregularidades era el reconteo de los votos. Entonces el CNE decidió considerar a las actas con inconsistencia como “con novedad” pero el concepto de “actas con novedad” no existía en ningún reglamento electoral.
Bajo esa consideración todo fue nombrado con el calificativo “novedad”. El informe de la OEA señaló: “A lo largo de la noche, desde los primeros momentos en que fueron entrando las actas en las Juntas Intermedias de Escrutinio y Juntas Provinciales Electorales  se evidenciaron actas catalogadas como “con novedad”. Pudo corroborarse que esa novedad se debió a: Deficiencias en la legalidad de las actas por ausencia de las preceptivas firmas de  Presidente de Mesa y Secretarios.  Incoherencias en los resultados de los cómputos de votos efectuados por las Juntas en relación a los consignados en las actas. Falencias tales como no consignar en el encabezado de las actas el número de votos correspondientes al padrón de la mesa”.

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